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miércoles, 9 de noviembre de 2016

2.5. TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA)


2.5. TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA)

Uno de los trastornos más significativos del desarrollo infantil, especialmente en lo que concierne al desarrollo afectivo y social, es el autismo.
                En 1979 se incorporó el término de espectro autista, que da nombre a la terminología de trastorno del espectro autista (TEA) que el DSM V ha incorporado para referirse a este conjunto de trastornos.


2.5.1. CONCEPTUALIZACIÓN DEL TEA EN EL DSM V
                La nueva conceptualización del TEA ayuda a comprender cómo, a pesar de las diferencias que existen entre las diferentes personas con este trastorno, todos ellas presentan alteraciones (en mayor o menor grado) en dos dimensiones fundamentales:
·         Déficits en la comunicación y en la interacción social en diversos contextos.
-        Déficits en la reciprocidad social y emocional.
-        Déficits en los comportamientos de comunicación no verbal utilizados para relacionarse con los demás.
-        Déficits en el desarrollo y mantenimiento de relaciones adecuadas.
·         Patrones de comportamiento restringidos y repetitivos. Se caracteriza por la presencia de conductas repetitivas, estereotipadas con resistencia mínima a los cambios.
El DSM V establece tres niveles dependiendo de los síntomas que el niño o niña con este trastorno presente:
·         Nivel 1. Requiere apoyo.
·         Nivel 2. Requiere apoyo considerable.
·         Nivel 3. Requiere apoyo muy considerable.
También hay que considerar que el DSM V introduce una nueva categoría diagnóstica separada de los TEA: el Trastorno de la Comunicación Social.


2.5.2 LA ESCOLARIZACIÓN DE NIÑOS Y NIÑAS CON TEA
                La normativa educativa incluye a los niños y niñas con TEA como alumnado con necesidades educativas especiales, dentro de la categoría de trastorno del neurodesarrollo.
                A veces se tendrán que implantar sistemas de comunicación alternativa para incentivar la elaboración del lenguaje.
                Para el diseño y la aplicación de metodologías específicas, suele contarse con la participación de maestros y maestras especialistas en audición y lenguaje y pedagogía terapéutica.
                Si se sospecha la existencia de NEE se realizará una evaluación psicopedagócica del niño o niña y se recomendará la modalidad de escolarización más adecuada.
                Esta evaluación no la realizan los educadores, pero sí serán las primeras personas en darse cuenta que algo en el pequeño no va bien.
En cada caso se tendrá que hacer un diagnóstico exhaustivo y determinar qué apoyos se deben prestar y con qué intensidad para alcanzar los objetivos de mejora. En función de todo ello se aconsejará un tipo de escolarización u otro.
Solo se promoverá la escolarización exclusiva en centros de educación especial cuando este alumnado no pueda ser atendido con garantías suficientes en un centro ordinario.

2.5.3. INTERVENCIÓN CON NIÑOS Y NIÑAS CON TEA
                En la primera infancia es muy posible que el trastorno no esté todavía diagnosticado. Una detección temprana podrá poner en marcha las ayudas necesarias para favorecer el desarrollo máximo de las potencialidades del niño o niña con
TEA.
                Si el trastorno está ya diagnosticado, se deberán seguir las indicaciones de la adaptación curricular que configuran el plan individualizado. En general los objetivos que se plantearán irán dirigidos a la consecución de la máxima autonomía posible.

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