2.5. TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA)
Uno de los trastornos más
significativos del desarrollo infantil, especialmente en lo que concierne al
desarrollo afectivo y social, es el autismo.
En 1979
se incorporó el término de espectro
autista, que da nombre a la terminología de trastorno del espectro autista (TEA) que el DSM V ha incorporado
para referirse a este conjunto de trastornos.
2.5.1. CONCEPTUALIZACIÓN DEL TEA EN EL DSM V
La
nueva conceptualización del TEA ayuda a comprender cómo, a pesar de las
diferencias que existen entre las diferentes personas con este trastorno, todos
ellas presentan alteraciones (en mayor o menor grado) en dos dimensiones
fundamentales:
·
Déficits en la comunicación y en la interacción
social en diversos contextos.
-
Déficits en la reciprocidad social y emocional.
-
Déficits en los comportamientos de comunicación
no verbal utilizados para relacionarse con los demás.
-
Déficits en el desarrollo y mantenimiento de
relaciones adecuadas.
·
Patrones de comportamiento restringidos y
repetitivos. Se caracteriza por la presencia de conductas repetitivas,
estereotipadas con resistencia mínima a los cambios.
El DSM V establece tres niveles
dependiendo de los síntomas que el niño o niña con este trastorno presente:
·
Nivel 2. Requiere apoyo considerable.
·
Nivel 3. Requiere apoyo muy considerable.
También hay que considerar que el DSM V introduce una nueva
categoría diagnóstica separada de los TEA: el Trastorno de la Comunicación Social.
2.5.2 LA ESCOLARIZACIÓN DE NIÑOS Y NIÑAS CON TEA
La
normativa educativa incluye a los niños y niñas con TEA como alumnado con necesidades
educativas especiales, dentro de la categoría de trastorno del neurodesarrollo.
A veces
se tendrán que implantar sistemas de comunicación alternativa para incentivar
la elaboración del lenguaje.
Para el
diseño y la aplicación de metodologías específicas, suele contarse con la
participación de maestros y maestras especialistas en audición y lenguaje y
pedagogía terapéutica.
Si se
sospecha la existencia de NEE se realizará una evaluación psicopedagócica del
niño o niña y se recomendará la modalidad de escolarización más adecuada.
Esta
evaluación no la realizan los educadores, pero sí serán las primeras personas
en darse cuenta que algo en el pequeño no va bien.
En cada caso se tendrá que hacer
un diagnóstico exhaustivo y determinar qué apoyos se deben prestar y con qué
intensidad para alcanzar los objetivos de mejora. En función de todo ello se
aconsejará un tipo de escolarización u otro.
Solo se promoverá la
escolarización exclusiva en centros de educación especial cuando este alumnado
no pueda ser atendido con garantías suficientes en un centro ordinario.
2.5.3. INTERVENCIÓN CON NIÑOS Y NIÑAS CON TEA
En la
primera infancia es muy posible que el trastorno no esté todavía diagnosticado.
Una detección temprana podrá poner en marcha las ayudas necesarias para
favorecer el desarrollo máximo de las potencialidades del niño o niña con
TEA.
TEA.
Si el
trastorno está ya diagnosticado, se deberán seguir las indicaciones de la
adaptación curricular que configuran el plan individualizado. En general los
objetivos que se plantearán irán dirigidos a la consecución de la máxima autonomía
posible.
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