- La menor importancia
que se les atribuye a los aspectos
afectivos y sexuales del desarrollo.
- La dificultad del objeto
de estudio hace más compleja la evaluación, es decir, el comportamiento socio
afectivo es más difícil de objetivizar y medir.
¿Qué
debemos evaluar?
Como educadores infantiles nos encargaremos de la observación y de
la evaluación rutinaria los niños y podremos centrarnos en los ámbitos siguientes:
afectivo, emocional y sexual.
Esto se llevará a cabo si se detectan situaciones anómalas relacionadas
con el desarrollo evolutivo del niño o con cambios en su comportamiento.
El desarrollo del niño o la niña
Los
educadores se encargan de evaluar la relación afectiva de cada niño o niña con
sus compañeros y el trato hacia ellos. Valoran que la progresión de estos
niños/as esté adaptada a la madurez acorde a su edad. Es decir, que presenten
un desarrollo afectivo y sexual que esté dentro de los parámetros considerados
normales en cuanto al estadio de desarrollo en que se encuentra, el tipo de
apego que presenta y a la adquisición de constancia e identidad de
género.
Sin
embargo, si se sospecha en algunas ocasiones que hay un trastorno en el
desarrollo o problemas de otro tipo se establecerá una intervención específica.
Por lo que habrá que comunicárselo a la dirección del centro y hablar de ello
con la familia para que sea tratado por un psicopedagogo que nos informe sobre
lo que le puede estar ocurriendo al pequeño.
Los
educadores deben de evitar hacer diagnósticos y cuando se den cuenta de que
puede haber un problema grave, habrá que dirigirse a las familias o a los
profesionales o a los servicios especializados.
Cambios
o regresiones en el comportamiento
Los
cambios o regresiones en el comportamiento de un niño o de una niña suelen
producir cambios en su entorno. Cuando se dan situaciones de este tipo, se
deberán de valorar las explicaciones más sencillas y relacionadas con el propio
proceso de desarrollo del pequeño. Otros cambios pueden estar relacionados con
problemas familiares que les haya afectado muy a fondo, como el nacimiento de
un hermanito o la muerte de la abuela.
Cuando
se tenga la entrevista con la familia se debe identificar el problema y valorar
que se puede resolver desde la escuela infantil por lo que se deberán adoptar
pautas de actuación para intentar resolverlo o para acompañar al pequeño en el
proceso de cambio.
En
la mayoría de los casos se tratará de problemas leves y transitorios, pero en
otras ocasiones, cuando el cambio es intenso puede ser un indicio de la
presencia de problemas más graves, como el maltrato o el abuso sexual.
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