Llegan las navidades y no sabes qué hacer para
entretener a tus hijos y por eso desde mundo infantil te proponemos una
serie de actividades para hacer de estas fechas unos momentos únicos en
familia.
En primer lugar ¿Por qué no decoramos nuestro árbol de Navidad? Recortaremos
una cartulina verde en forma de árbol, y lo adornaremos con bolas de
colores en cuyo centro escribiremos los valores que queramos que primen
en nuestro día a día.
¿Qué tal un poco de deporte entre atracón y atracón? Podemos llevar a nuestros
pequeños a la pista de hielo y pasar un rato muy agradable en familia.
Además, podemos incluir entre nuestras
actividades un cuenta cuentos, quien introducirá a los pequeños
en el mundo de la literatura. Este tipo de servicio lo puedes encontrar en
las bibliotecas tu municipio.
¡Disfrutemos de la
naturaleza! Llevaremos a nuestros pequeños a la nieve donde disfrutarán jugando
y haciendo muñecos de nieve. Pasarán un rato divertidísimo rodeados de la gente
que más les quiere.
Y para concluir con nuestro pentágono de
actividades navideñas, te proponemos la realización de una obra teatral
con los peques de la casa. A ellos les encanta disfrazarse y meterse en la piel
de los personajes y con esta obra que os dejaremos a continuación podremos
darles la oportunidad:
“El sueño de Daniel”
Voz
en off: Una fría noche de navidad, un pequeño niño llamado
Daniel estaba sentado frente al árbol de navidad, deseando que a la mañana
siguiente, ya que era la noche de reyes, apareciese bajo el árbol el regalo que
tanto ansiaba: una corona.
La familia de Daniel era muy humilde y el
pequeño, en especial soñador, quería este regalo para ponerlo en la entrada de
su casa y, así, todo el que entrase en ella vería que había puesto pie en una
casa de reyes.
Daniel se marchó a dormir, ansioso de que
llegase la mañana siguiente, y esto hizo que tardase mucho en conciliar el
sueño, pero finalmente lo consiguió.
Una vez dormido, la mente de Daniel
comenzó a soñar, apareciendo de repente en el lejano Oriente y encontrándose,
para su sorpresa, con… ¡los tres Reyes Magos!
Los Tres Reyes Magos (al unísono):
Daniel, ¿te gustaría ayudarnos a repartirlos regalos por todo el mundo?
Voz
en off: Daniel no daba crédito a lo que sus ojos estaban
viendo. Obviamente aceptó la invitación y, sentado en un camello, emprendió el
viaje con los reyes guiados por la estrella fugaz.
Estrella fugaz:
Os guiaré en vuestro camino, pero para ello deberéis compartir y repartir
alegría allá por donde paséis.
Voz
en off: Tras largas horas de repartir regalos, Daniel seguía
emocionado, sensación que aumentó al ver que estaban acercándose a su casa.
Faltaban tan solo un par de calles para
llegar a casa del pequeño cuando, de pronto, apareció Jedeón, el rey
desterrado. Daniel había escuchado alguna vez la historia de este rey, el cual
traicionó a los tres reyes intentando robarles todo el oro, el incienso y la
mirra que tenían, pero fue descubierto y desterrado a una tierra muy, muy
lejana.
Jedeón:
¡No daréis un paso más sin entregarme todas vuestras posesiones!
Melchor:
Son las posesiones de los niños de este mundo. ¡No permitiremos que te hagas
con ellas!
Voz
en off: Jedeón no admitía otra derrota y estaba dispuesto a
hacer cualquier cosa con tal de lograr su objetivo, de modo que lanzó un
hechizo sobre los reyes, pero, antes de que les alcanzase, Gaspar gritó:
Gaspar:
¡Daniel, necesitamos tu ayuda, cree en nosotros!
Voz
en off: Entonces Daniel, temeroso, sacó su lado más valiente
y, poniendo toda su fe en sus amigos, consiguió que el hechizo de Jedeón
rebotase contra él.
De repente, Jedeón comenzó a transformarse
en piedra, cubriendo totalmente su cuerpo, excepto su brillante corona.
Tras esto, Baltasar se acercó al
petrificado Jedeón, cogió su corona y se la entregó a Daniel diciendo:
Baltasar:
No lo hubiésemos conseguido sin ti Daniel. Toma esta corona como muestra de
nuestra gratitud.
Daniel:
Pero Baltasar, ¿cómo he conseguido que su hechizo rebotara?
Baltasar: La fe de un niño todo lo puede.
Voz
en off: Daniel abrió los ojos y despertó de su sueño. Vio que
había amanecido, así que fue a despertar a sus padres para abrir los regalos.
Llegaron al salón y bajo el árbol había un
regalo que sobresalía sobre los demás, ya que estaba envuelto con un papel
especialmente brillante.
Daniel lo abrió y, para su sorpresa,
dentro de él estaba… ¡la corona de Jedeón!
El pequeño no daba crédito. Se giró hacia
sus padres y les dijo:
Daniel:
Mamá, papá, ¡¿cómo es esto posible?!
Padre y madre de Daniel: La fe de un niño todo lo puede.
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